Lo más importante no es la inteligencia, es el HAMBRE
Pensamos que son nuestros años de experiencia, nuestra formación, o la suerte que tenemos o los contactos que la vida nos ha permitido hacer, pero estamos equivocados. Lo que nos diferencia de las personas que tienen más éxito en su carrera, en lograr aquello que desean, es mucho más sutil y está mucho más al alcance de nuestra mano: es un tema de actitud.
Es identificar lo que te mueve, lo que te impulsa y decidir que vas a ir a por todas. Es despertar ese HAMBRE por lograr, por llegar hasta tus sueños, por jugártelo, por ir más allá, por separarte de lo que hacen todos los demás, por arriesgarte a que no te entiendan, por desentonar. Es DECIDIR que tu actitud va a ser ganadora, va a ser luminosa, va a ser mirar más hacia lo que está saliendo que hacia lo que no…
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Tirarte años trabajando con personas -codo con codo- para ayudarles a avanzar en su carrera profesional, te da margen para encontrar cien maneras diferentes de clasificar y categorizar los distintos tipos de profesionales en los que nos convertimos.
Pero si alguien me hiciera la pregunta más básica: ¿qué es lo que tienen en común aquellos de tus clientes que acaban teniendo éxito, que acaban BRILLANDO y los que no? Mi respuesta, probablemente sería: que tienen HAMBRE.
Hambre que parte de una ambición (no la que surge de la envidia sino la que alimenta una sana pasión interior) y que despierta un potente motor de acción.
He trabajado con gente con enorme potencial: con cualificaciones académicas impresionantes y que incluso han desempeñado puestos importantes; he trabajado con gente con mucho talento, con muchas facilidades para aprender, para convencer; he trabajado con gente que decía tener una vocación desde siempre…
pero que carecían de ese hambre.
Hambre de hacer que ocurran cosas, hambre de ganar en este juego que es la vida, cuando ganar significa vivirla en tus términos, significa provocar las oportunidades – cuando significa perseguir tus sueños.
Ese hambre es positiva: es sinónimo de lucha, de esfuerzo, de dedicarle el tiempo que sea necesario para acabar las cosas. Significa ir más allá que los demás para lograr un mejor resultado.
Ese hambre te mueve por dentro para no cejar en tu empeño, para desarrollar un echadopalantismo que puede que ni siquiera tuvieras antes, te mueve a currártelo BIG TIME, te mueve a mantenerte ilusionado. Te mueve a apostarlo todo por tus fortalezas, y olvidarte de tus limitaciones. Te mueve a no dejar sitio al miedo.
Hambre es ambición (deseo) + acción
¿Todo el mundo debe tener ese hambre? No necesariamente.
Mucha gente prefiere las aguas calmas, prefiere la predictibilidad (vaya palabro!) de sus días, prefiere ser el número dos, tres, cuatro o cuarenta, a luchar por el puesto número uno porque decide que no le compensa el esfuerzo y sacrificio que requiere.
Y eso también está bien – está igual de bien.
Con lo que no acabo de reconciliarme es cuando los del segundo grupo, se quejan incesantemente por no lograr lo mismo que los del primero.
Pero esa es otra historia 😉
Seguro que ahora me preguntarías si ese hambre es innata o se desarrolla.
Pues ambas.
Hay gente que por el entorno en el que han crecido (muy a menudo, un entorno de estrecheces), por llevarlo en el ADN, o por algún acontecimiento vital que les ha impactado, tienen ese hambre.
Pero sé de primera mano que ese hambre también se puede provocar.
El cómo lo guardo para otro día o este post va a quedar más largo que un día sin pan, pero sí te voy a decir qué puede provocarlo.
Encontrar tu motivación – aquello a lo que dedicarte que hace que tu corazón lata más fuerte, que encaja por completo contigo y que te permite aportar al mundo un trabajo con SENTIDO para ti, puede provocar tu hambre.
Ese es el principio de todo: tener tu QUÉ.
Tu QUÉ es tu razón: es lo que de verdad te importa, lo que te mueve, lo que despierta la chispa del hambre.
Es conocerte para saber lo que de verdad te importa, entender lo que te motiva por dentro, encontrar lo que DESEAS, lo que VALORAS y así perseguir el trabajo que esté alineado y pueda despertar tu pasión.
Toda persona de éxito, todo el que logra BRILLAR en lo que hace es porque parte de una gran motivación, de la fuerza interior que le da saber cuál es su QUÉ.
Sin un QUÉ vagamos sin rumbo, vivimos con el piloto automático, los días se convierten en semanas y de repente, en años. Sin un QUÉ estamos frustrados, descentrados, desilusionados.
¿Es así como quieres pasar el resto de tus (muchos!) años profesionales?
P.s.: Si la respuesta es NO, echa un vistazo > > A Q U Í < < porque lo que tengo que contarte, te va a interesar!
Buenas noches Maria Luisa!;
Cuánto tiempo ha pasado! y cuántas cosas vividas! y por esta motivo puedo decirte por experiencia vivida que tienes toda la razón! Por ciertas razones, finalmente he tomado un decisión , un compromiso conmigo que provoca que mueva los motores hacia la ilusión, hacia la alegría, hacia la constancia, el esfuerzo, hacia el ‘aprender de los errores’…así que cada día quiero decir adiós a la queja, a las frases negativas, al castigo, a la desilusión…porque la vida dura dos días, así que si das lo mejor de ti en esos días, si los disfrutas al máximo…y lo mejor, si estás verdaderamente presente en tu día a día, en u presente poco a poco vas encontrando sitio, vas aclarando tu QUÉ.
Un beso muy fuerte! y a seguir disfrutando!
No creo que sea posible abordar un tema tan complicado como el que comentas de una forma más clara, concisa y entendible.
Mis más sinceras felicitaciones por esta entrada del blog, es impresionant. No cambiaría ni una sola como de todo lo dicho. Ese HAMBRE sin lugar a dudas, es la diferencia.
La lectura del artículo debería hacer reflexionar a muchas personas sobre la realidad que nos rodea.
Tremenda reflexión como siempre y es totalmente cierto que cuando tu tienes un propósito mas grande que incluso tu mismo, puedes ir mas allá de los contratiempos de cada día y ver las dificultades como parte de la enseñanza.
Heyyyy ya te echaba de menos en mi bandeja de entrada (aunque luego vaya leyendo con un retraso de meses).
Buenísimo como siempre. Hambre. A veces nos dejamos llevar por las vicisitudes del día a día y perdemos de vista el hambre, y seguimos quejándonos porque realmente tenemos el estómago vacío (hay hambre!!) pero estamos tan «espesos» que no encontramos la receta para saciarlo. Hay que tener hambre y estar atenta a ella
Desde luego el trabajo y las ganas de trabajar es lo que ayuda a llegar a tu «Santo Grial» y nos lo has demostrado, una y otra vez, con el gran trabajo de los programas que montas, tú y tu equipo, para ayudar a la gente a encontrarlo. Eso es más valioso que el mejor consejo con la mejor intención!
El desánimo y las creencias limitantes son dragones peligrosos pero también tenemos herramientas para combatirlos y podemos anticiparnos porque van a aparecer.
En este mundo en lo que lo inmediato y el aparente éxito fácil predominan, el trabajo diario y la perseverancia es el antídoto. ¡Gracias por recordárnoslo! Tu perseverancia me anima.
Un abrazo!
P.D. Echába de menos los post
Muy cierto!
Ese hambre en las personas que buscan trabajo también existe en las empresas que tienen éxito lanzando nuevos productos.