Ese trabajo que aceptaste con tanta ilusión… ¿acabó siendo un infierno?
Hay empresas… y empresas. Hasta ahí, la obviedad del día?
Me refiero a que determinadas empresas “apetecen”: son innovadoras, se preocupan por los empleados, hay margen para crecer y desarrollarse, hay buen ambiente, los compañeros son gente interesante y potente.
Vale, a lo mejor no al nivel de Facebook o Google, pero ya sabes a qué me refiero: que tienen muchos puntos positivos.
Y en el otro lado de la balanza están las empresas anticuadas, inflexibles, jerárquicas. Las «poco apetecibles«.
En función del tipo de empresa que quieras formar parte, debes entender que de un lado al otro del espectro te vas a encontrar con enormes diferencias en la forma que llevan sus procesos de selección, su forma de buscar y reclutar talento, en sus prioridades; te vas a encontrar con que para un mismo puesto van a buscar personas distintas, con valores y motivaciones diferentes, con capacidades y potencial diferente.
Si esto te parece lógico, incluso obvio, supongo que igual de lógico te parecerá que tu manera de presentarte, tu manera de gestionar y defender tu candidatura ante cada tipo de empresa… debería ser diferente, acorde con el tipo de empresa a la que te presentas, no?
¿No?
Ah, que no te lo habías planteado. Que tú asomas la cabeza por los portales de empleo, miras las ofertas y mandas tu CV igual independientemente de la empresa que hay detrás. ¡Error!
Para empezar, ¿realmente te da igual donde trabajes? ¿Lo mismo te da entregar un tercio de tu vida, de tus neuronas, de tu ilusión y de tus ganas en una empresa que encaje contigo, con tu forma de hacer las cosas y donde te van a dejar brillar… que en una empresa que funciona muy diferente a como lo haces tú, donde te vas a quedar sin recorrido, donde no te van a entender ni a valorar?
Yo creo que no.
Primer error de bulto: conformarte con lo que ves.
El primer error de bulto es conformarte con lo que ves. Conformarte con las empresas que en este preciso momento ha publicado una vacante, porque puede que no sean para nada donde tú vas a encajar.
Tú debes, proactivamente, decidir dónde quieres trabajar.
Debes identificar en qué entorno, en qué condiciones, en qué tipo de equipos encaja mejor tu talento, tu personalidad, y trazar la estrategia que te permita entrar en ese tipo de empresas.
En las empresas “apetecibles” para ti.
Vale, puede que no sepas exactamente cuántas ni cuáles son esas empresas en este momento: no pasa nada, porque parte de esa estrategia es precisamente averiguarlo.
Segundo error de bulto: no adaptar tu estrategia.
El segundo error de bulto es no adaptar tu estrategia al tipo de empresa que te diriges.
Si quieres trabajar en una empresa donde la creatividad sea importante, o donde la innovación lo sea, no puedes limitarte a mandar CVs por los portales de empleo, ¡eso es lo menos creativo e innovador que hay!
Cada paso que das, cada decisión que tomas (y las que no tomas), está hablando de ti, está transmitiendo y está conformando tu marca profesional.
Piensa que el trabajo de los seleccionadores es precisamente hacerse una idea de qué tipo de profesional eres y cómo vas a trabajar en su empresa, y esa imagen se empieza a formar desde la primera interacción que tienen contigo – que puede ser simplemente cómo les llega tu CV, cómo llegan a oír hablar de ti.
Por eso tienes que darte cuenta de la importancia que tiene cómo gestionas tu búsqueda; no puedes arriesgarte a dar un paso en falso, a gastar cartuchos a lo loco – que es el equivalente a ponerte a enviar CVs a los agujeros negros que son los portales de empleo -, sino que debes ser deliberado en los pasos que das, debes ser más listo, más aguililla, más consciente del efecto que tiene en tu marca profesional cada paso que decides dar (o no).
Y todavía hay un secreto más que quiero contarte para que consigas trabajar en una empresa “apetecible”, algo importante que debes tener en cuenta… y te lo contaré en Instagram, o sea que si no quieres perdértelo, aquí te dejo el link a mi cuenta:
Seguimos hacia adelante! y para el camino…
Fuerza y valor.
Elegir un trabajo que se adapte a ti es lo mejor sin duda. Sino al final te quemarás.
Me olvidé de decir que debido a todo esto, estoy pensando en hacerme emprendedor y tener una empresa de hasta 9 integrantes, nada más, tipo start-up. Creo que es la única manera de sentirme cómodo haciendo lo que me gusta. Si no se cumplen las dos cosas, no es posible alcanzar la felicidad. Por eso casi que no encuentro consuelo para la situación que estoy viviendo.
Disculpen el doble mensaje, me distraje y envié sin releer.
Ya desde que comienzo a leer me dan ganas de opinar.
Para empezar, hay un «punto» del cual salen dos flechas: si te gusta trabajar de eso, o si no. Yo estoy en un colegio apetecible y recomendable pero no me gusta ser docente. Cada vez que ejerzo siento que se degrada mi persona como vela derretida.
He pasado por un proceso de selección en el sector judicial, y algunos comentarios o preguntas en la primera y única entrevista fueron como para sacarme de contexto. Lógicamente, uno quiere buenas condiciones de trabajo, pero lo llevaron para el lado de las comodidades edilicias…. Si bien daría CUALQUIER cosa por dejar de ser profesor, no me genera ilusión entrar en ese ámbito. No me han vuelto a llamar.
Yo entiendo lo que has querido poner en este post, y lo comparto, pero uno tiene que ser auténtico (ni mentiroso ni imprudente) en la presentación de su candidatura. Dependiendo de la situación que uno esté atravesando, va a variar esto, pero muchas veces es mejor que no te llamen de ciertos lados. Claro que uno tiene que adaptarse, pero eso no debería implicar ir en contra de cualquiera de tus valores o principios (por más que en esta sociedad argentina estén demasiado maltratados e incluso, vejados).
Más allá de lo vocacional, en 9 años sólo una escuela estuvo alineada totalmente con mis valores (en la que estoy), luego de haber pasado por 12. El profesorado lo hice en un lugar horripilante.
Gracias por publicar, me encantan tus posts.