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El truco para un elevator pitch de escándalo

 

Quino
Quino

De toda la vida del Señor, ha existido el famoso “¿Y tú a qué te dedicas?” o en sus versiones “Y tú qué haces?”, “En qué trabajas?” y la remasterizada: “Tú dónde curras?”. También hemos pasado por cursilerías tipo “Estudias o trabajas”, “Estudias o diseñas”, etc.

Pero le pongas el collar que le pongas, estamos hablando todo el rato del mismo perro.

Cuando estamos con gente de entornos de amistad, cercanos, o de ligue, básicamente queremos saber si por ahí hay tema de conversación (o en la última situación, si ganas pelas y me interesa seguir hablando contigo ;o) ).

Me salto esta parte – aunque puede haber excepciones y vamos al entorno que nos atañe.

En un entorno profesional tienes que estar preparado porque CUALQUIER persona que conozcas es potencialmente un seleccionador, cliente, persona que puede hablar de ti en una empresa, persona que te puede dar un contacto en una empresa, persona que… te puede abrir alguna puerta.

Y si estás siguiendo mis recomendaciones, espero que te estés encontrando a menudo en esta situación porque DEBES estar provocando conocer a gente interesante a menudo.

El error más típico que cometemos cuando nos encontramos delante de un contacto interesante -de alguien que puede abrirnos puertas- es que nos limitamos a ponernos una etiqueta. “Trabajo en un banco”. “Soy coach”. “Soy diseñador web” – o si nos pasamos de lanzados: “Diseño unas webs súper chulas”.

A ver: sé que nos da mucho corte pasar de ahí. Sé que esa es “zona de confort”. Sé que piensas que con eso le has transmitido *algo* a la otra persona… cuando básicamente le está diciendo: “Soy uno más del montón y tengo la misma etiqueta que 2 millones de personas”.

Cuando quieres que la otra persona “se quede” contigo, cuando necesitas diferenciarte, que vea en ti un profesional especial, que se acuerde de ti si llega el caso, entonces tienes que salir de la pugnetera zona de confort. Entonces tienes que darte la importancia que tienes, qué carajo.

Pues ahí va una clave muy sencilla que hará de tu “elevator pitch” – que es el palabro guay, pero simplemente es cómo te presentas a ti mismo profesionalmente en el momento en que conoces a alguien y de manera breve tienes que decirle quién eres tú- uno realmente PERSUASIVO:

Dale donde más duele.

Ni más ni menos. Dale donde más le duele – y luego preséntate como la solución para el problema. Porque tú sabes solucionar un problema que otro tiene y conoces ese problema. Así es como lo puedes preparar:

PASO #1:

Piensa dónde le roza más el zapato a tu cliente potencial (entendiendo, como siempre, por cliente potencial tanto la empresa que quieres que te contrate como el cliente que quieres que te compre). Dónde le duele más.

PASO #2:

Preséntate como la medicina perfecta para ese dolor.

Ejemplo:

“Soy fotógrafo especializado en comida”

Versus: “Si alguna vez te ha dado vergüenza dar tu página web a posibles clientes porque sientes que no hace en absoluto justicia a tu talento y creatividad, yo soy el fotógrafo especializado en alimentos que consigue que la gente salive cuando ve las web de mis clientes”.

“Soy coach de negocios”

Versus: “Sabes cuando sientes que estás cada vez en un hoyo más profundo y agarrado a ese cliente miserable porque es el único que tienes? Pues yo estoy especializado en captar clientes (majetes!) para pequeños emprendedores y en abrirles las compuertas de las ventas de su negocio.”

Vale, olvídate de la literalidad. He cogido dos ejemplos que para mí son fáciles y además, siempre es más sencillo hacer esto por escrito que luego en directo. Pero no te voy a hacer yo todo el trabajo: ahora tienes que prepararlo tú para tu propio caso – pero quédate con la esencia de la clave, porque esto es lo que realmente hará que te separes de la masa de gente que simplemente se pone la misma etiqueta que los demás.

Dicho esto, si haces el ejercicio y no eres capaz de poner en palabras cuál es el verdadero problema de la empresa o cliente para el que quieres trabajar, entonces ese es otro problema: no conoces tu mercado.

 Pero sobre todo: si haces el ejercicio y no eres capaz de poner en palabras cuál es la medicina que tú sabes administrar y que le quita el dolor a la empresa o cliente para el que quieres trabajar, ese es otro problema incluso peor: no te conoces a ti mismo, no sabes cuáles son tus fortalezas, no sabes qué te distingue de los demás.

Aaaamigo!!! Pues esto vas a tener que trabajarlo. Aprovechando el tema del Pisuerga, si quieres ayuda para solucionar el problema de no saber qué ofreces al mercado, qué te diferencia, cómo distinguirte y cómo hacer los contactos que necesitas (incluyendo, por supuesto cómo hacer tu Elevator Pitch), tengo la solución para ti aquí mismo:

>> Aprende a venderte

 

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6 comentarios

  1. Carissima!

    Este post es muy original! gracias!
    Pienso que la base de mi problema está en descubrir ese «elemento»… pero estoy en eso. Un abrazo!

  2. ¡jajajajaja! ¡Qué bueno!

    Hoy no puedo dejar de comentártelo, María Luisa. Mucha gente tiene miedo de cruzar esa línea porque sienten que están haciendo una «venta dura», cuando simplemente se trata de decir al mundo aquello en lo que nos especializamos y el valor que podemos aportar.

    ¿A qué si estuviéramos tratando de ligar, nada nos detendría de decir algo como «mujer preciosa, soy el hombre que te va a hacer más feliz en el mundo»? A fin de cuentas, se trata de lo mismo.

    Lo comparto con mucho gusto, María Luisa. ¡Felicidades!

  3. Je je je, me gusta cuando te pones agresiva. 😉

    Para ser capaz de dar patadas en ____ (rellenen el espacio con la palabra que más les convenga) hay que empezar por recibir una patada en donde más te duele, proporcionada por ML

    Cualquiera diría que tu ya recibiste la patada, querida ML; por eso lo sabes, y sabes lo difícil que resulta darse la parada uno mismo. 😛

    Gracias.

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