Los errores del emprendedor

 

Emprender es, sin duda, tarea de titanes. Yo he vivido muy de cerca un negocio familiar y he observado desde dentro todas sus variables y condicionantes, y realmente hay que estar hecho de una pasta especial para afrontar las abrumadoras dificultades del día a día. Por esto, y a raíz de una mesa redonda a la que asistí como oyente en la que se habló del tema, he querido traerte en este post unas cuantas “píldoras para pensar” que espero te sirvan de ayuda en la tarea de emprender.

 

De la idea inicial

 

He aquí una de las espadas de Damocles del emprendedor: enamorarte tanto de tu idea o producto, que no te das cuenta que por sí solo no es nada si no sabes a quién le puede interesar, cómo vas a vendérselo, cuánto te va a costar vendérselo y quién más lo está ya vendiendo. Es decir: no empezar por hacer un plan de negocio (una guía de ruta) detallado y honesto.

 

De la gestión financiera

 

Lo que hace valioso un negocio es su capacidad para generar caja, hoy y a futuro, por tanto: considera cuánto puedes ganar y cuánto puedes llegar a perder, y gestiona tu negocio por la caja. “El beneficio es una opinión, la caja es un hecho”; no te centres en la cuenta de resultados si no en la tesorería (i.e.: ¿desde que yo pago hasta que cobro, cuánto pasa? ¿Tengo que pedir créditos durante este tiempo? ¿Cuánto me está costando, por tanto, realmente mi negocio?, etc.) Y lleva un estricto control de gastos.

En este aspecto, recomiendo ser extremadamente pragmático. Es muy normal pecar de optimista a la hora de hacer los números -e incluso empezar a gastar dinero antes de comenzar a hacer caja-; es de lo que más se quejan los inversores (que siempre van a pensar en términos de rentabilidad), de la falta de realismo de muchos emprendedores.

Y una recomendación un poco de Perogrullo: endéudate lo menos posible.

 

De la planificación

 

Este es el caballo de batalla de la aventura empresarial. Los errores más comunes son los de planificación: no prever qué puede pasar: qué puede fallar y qué tendré previsto para solucionarlo; no valorar el riesgo, no tener claros los eslabones de la cadena del negocio y su valor, no seguir una relación estratégica –producto, precio, lugar de venta-, o centrarse en lo operativo y olvidarse de lo estratégico.

 

Del cliente

 

Asegúrate que tienes bien segmentado el mercado, y dirige tus productos en base a esta segmentación.

Ten en cuenta que ofrecer el mejor producto o servicio no sirve de nada si no sabes publicitarlo efectivamente y venderlo, y recuerda que la conducta de tu consumidor no es causa-efecto, por tanto sólo puedes “probabilizar” y entrar en una sana dinámica de prueba-error: no pasa nada. Pero implementa una sistemática de hacerle la autopsia al error para evitar que se repita, y sobre todo: acostúmbrate a escuchar a tu cliente.

Ah! Y también debes aprender a relativizar el éxito: cuando algo salga bien, no te quedes en el “qué bueno soy”, sino busca y entiende qué ha permitido que te salga bien- :mrgreen:.

 

De la competencia

 

Es muy probable que, por innovadora que sea tu idea, ya haya alguna similar ejecutándose o cociéndose a la vez, por tanto no juegues todas tus bazas pensando que eres el primer jugador: cuenta siempre con la variable de la competencia, obsérvala a menudo e intenta diferenciarte.

 

Del emprendedor y el equipo directivo

 

Te voy a dar un disgusto: ideas brillantes como la tuya (que lo es, seguro!) hay cientos. Lo que no hay a cientos son personas, equipos, que sean capaces de ejecutarlas y mantenerlas en el tiempo. Esta es la pieza clave y el pilar de tu negocio.

Lo más normal es que, al iniciar un proyecto, tendamos a unirnos a familia y amigos afines a nosotros. Error: no te asocies por comodidad con gente que es igual que tú. Necesitas gente preparada, que te complemente, para tener cubiertas todas las áreas de tu negocio: alguien debe llevar la parte financiera-legal-administrativa, alguien la parte de gestión-operativa, alguien la comercial y de marketing. Ah! y lo mejor es hacer un reparto exhaustivo de tareas y que nadie se inmiscuya en lo de los demás!.

Una vez elegidos los socios para poner en marcha tu negocio, recomiendo encarecidamente hacer un ejercicio de gran honestidad y que cada uno ponga sobre la mesa su respuesta más sincera a estas dos preguntas:  1. ¿Cuál es mi visión de este negocio? 2. ¿Qué quiero sacar de este negocio?.

Hay gente que buscará la perdurabilidad del mismo –dejárselo a sus nietos en legado-, otros simplemente que alcance un cierto punto y venderlo, o simplemente, enriquecerse (lo cual es absolutamente legítimo, pero nadie parece atreverse a reconocerlo!!!! ;)). Y normalmente, tener visiones o expectativas distintas del negocio es objeto de grandes dificultades para la gestión del mismo, por tanto hay que poner las cartas sobre la mesa antes de nada!.

Y precisamente por esto te voy a hacer otra recomendación muy poco romántica –como los acuerdos prematrimoniales!-, pero que te facilitará mucho las cosas: conviene tener previsto de antemano por escrito el plan de salida del negocio de cada socio – qué pasa con su participación, sustituciones, reparto de funciones…-.

 

Si te han servido estas «píldoras de pensar», me encantará que me lo cuentes. En cualquier caso, como siempre: fuerza y valor!.

ML

 

 

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