¿De verdad quieres cambiar algo? Esta es la manera

Forges

 

Este post es una extensión del anterior, al releerlo y darle vueltas al tema de los propósitos que nos hacemos, de los cambios que queremos introducir en nuestra vida pero que se van quedando por el camino, las intenciones frustradas que nos van dejando la espinita clavada…

Y es que por muchas técnicas o sistemas más o menos fáciles que te pueda proponer para introducir esos cambios, hay una máxima que tienes que decidir si estás dispuesto a cumplir: los cambios sólo llegan cuando sales de tu «zona de confort».

Desde que nacemos, nos aferramos a rutinas que nos dan seguridad y equilibrio. Levantarnos a la misma hora, el primer café en casa, el mismo camino para llegar a la oficina, la parada a las 11 para bajar al mismo bar con los mismos compañeros a tomar el mismo segundo café con barrita de pan con tomate…y así sucesivamente.

Nuestros días tienen un esquema básico con el que nos sentimos cómodos; sí, alguna vez hacemos algún pequeño cambio («hoy en vez de la barrita, me voy a tomar unos churritos, fíjate«), pero siempre procuramos mantenernos en nuestra zona de confort. Es ese estilo de vida, esa inercia, esas acciones y forma de pensar a los que nos hemos acostumbrado, donde nos encontramos cómodos o confortables, donde tenemos nuestro camino de mínima resistencia.

Es humano que los cambios nos incomoden. Que nos planteen hacer algo que se sale de nuestra inercia nos produce rechazo, ansiedad, nervios… nos produce miedo. El problema es que haciendo siempre las cosas de la misma manera, quedándonos siempre en nuestra zona de confort…nada cambia. Los cambios no surgen de la comodidad, los cambios se producen cuando logramos vencer nuestra resistencia inicial y nuestros miedos a romper con las inercias.

El Valor no es la ausencia de Miedo, sino la capacidad  de enfrentarse a él. John Putnam

Por supuesto que no es fácil. Si fuera fácil, ¿tú crees que habría tanta gente en los gimnasios? La mayoría se limitaría a “desear” un cuerpo 10 y quedarse en casa bebiendo cerveza delante de la tele, qué narices! Pero cuando necesitamos cambiar, cuando deseamos mejorar y buscar nuestro Santo Grial…entonces ha llegado el momento de arriesgar, de dar un paso más, de cambiar las cosas.

Por pura supervivencia: vivimos en un mundo en constante cambio, las circunstancias nos arrancan constantemente de nuestra zona de confort y tenemos que estar preparados, tenemos que aprender a tomarnos menos en serio a nosotros mismos y ser capaces de reinventarnos. Es hora de agarrar al toro por los cuernos, es hora de dejar de procrastinar, de dejar de lamentarnos y echarle la culpa al boogie de todo lo que nos pasa! Si quieres algo más en tu vida, si necesitas cambiar, debes romper tus inercias.

¿Cómo?

Personalmente voy a empezar a poner en práctica una técnica que me parece muy interesante: la de la “activación de la energía”. Tras este nombre enigmático, Shawn Anchor plantea un principio sencillo: dado que comenzar algo cuesta mucho más esfuerzo que continuar haciéndolo una vez que hemos empezado, hay que identificar el esfuerzo mínimo necesario para introducir un cambio.

Él mismo da un ejemplo en primera persona: hacía tiempo que quería empezar a tocar la guitarra, y se compró una…que se quedó durante meses guardada en la funda, en un armario. Cada vez que tenía un momento libre y se sentaba en el sofá, la inercia y lo que menos le costaba era siempre coger el mando a distancia y poner la tele. Un día decidió calcular el tiempo que tardaba en sacar la guitarra de la funda: 20 segundos. Resulta que esos 20 segundos le estaban suponiendo una barrera de esfuerzo para salir de su zona de confort que no estaba siendo capaz de superar… ¡20 segundos! Entonces pensó cómo podía facilitarse el romper esa inercia: se compró un soporte de guitarra y la colocó al lado del sofá donde se sentaba siempre, sin funda, lista para ser usada en cualquier momento. De esa manera, cada vez que se sentaba en el sofá la veía, la tenía cerca y accesible…y comenzó a tocarla.

Me parece una forma estupenda de facilitarnos las cosas, ya que salir de la zona de confort puede suponer en nuestra mente un esfuerzo hercúleo. Hagámoslo más sencillo identificando el esfuerzo o energía mínima que requiera y que podamos con facilidad incorporar en el camino de mínima resistencia y así ir dando pequeños pasos. De ese modo, casi sin darnos cuenta, habremos logrado salir de nuestra inercia!!

Ánimo, que no es imposible y en cambio es un buenísimo compromiso con nosotros mismos para hacer que este nuevo año sea un poquito mejor.

Fuerza y valor!!!

 

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11 comentarios

  1. El problema es cuando no el esfuerzo ni la buena voluntad ayudan a mejorar un estado/problema.
    Como en mi caso. Siempre le busqué la vuelta a las cosas para intentar hacerlas funcionar, nunca tuve problema con el «ir y hacerlo», es más tengo mucho de eso. Tengo capacidad para crear, desarrollar, y mandarme…

    Pero hay algo que está fallando.

    ¿Que será?
    Lo voy a tener que descubrir, sinó me consumirá la salud.

    1. Exacto, lo que debes hacer es pararte y analizar qué es lo que no está funcionando. Empieza por el mismísimo principio, no des nada por sentado – ni lo que sabes de ti mismo. A menudo nos viene muy bien la perspectiva de los demás: familiares, amigos, incluso gente que ha trabajado contigo, pedirles que te digan cómo te ven, cuáles creen que son tus fortalezas y tus debilidades. Y hacer un buen autoanálisis de lo que realmente te motiva y lo que realmente sabes y quieres hacer.
      Me vas contando, eh?
      Gracias por pasarte (de nuevo) y un (otro ;D) abrazo!

  2. Hay una frase que un consultor nos dio en un curso profesional, y que para mi es una estupenda imagen de como realizar el cambio: «El cambio es una puerta que se abre desde dentro». No podemos esperar que otras personas nos puedan cambiar. Y el esfuerzo para abrir esa puerta, es también ahora la imagen de la «activación de la energía»… Gracias y saludos

    1. Uy, la ilusión que nos hace a los que damos formación que la gente se quede con algo de lo que les contamos!! deberías decírselo a ese consultor, seguro que le alegrarás el día!! 🙂
      Tienes toda la razón, Luis. Una vez que la hemos empezado a abrir, nos podrán ayudar un poco desde fuera, pero el cambio debe motivarse, originarse y necesitarse desde dentro. Debemos observar cuáles son nuestros pensamientos, nuestros códigos internos y si nos están funcionando. Si no: hay que cambiarlos. No sirve anclarse en algo que no nos funciona, pero requiere valentía planteárselo y ponerse en marcha.
      Gracias por compartir!!!!!!
      Un abrazo

  3. Mi primera compañera de trabajo se llamaba Tere. Era una mujer de unos 40 años, de aspecto bastante anodino, aunque con un gran sentido del humor. Por regla general, tomábamos caminos distintos a la salida de la oficina, pero un día yo debía coger excepcionalmente el metro y coincidí con ella en el trayecto. Íbamos hablando tranquilamente, cuando vi el semáforo verde de peatones, así que me dispuse a cruzar. En ese momento, ella me agarró por el brazo y me dijo: «No, aquí no. Yo siempre cruzo en la otra esquina». Extrañada, le pregunté si había algo malo en cruzar allí, a lo que me respondió que no, pero que ella llevaba 15 años haciéndolo en ese punto y que no quería cambiar. Yo tenía 20 años por aquel entonces y me juré a mí misma que nunca, nunca sería así. Hoy tengo 43 años y puedo asegurar que he cumplido mi promesa con creces y que me siento muy feliz por ello. Creo que refugiarse en un hábito es fácil, pero cobarde, y el que no lo quiera reconocer se está perdiendo media vida.

    1. Me ha encantado tu comentario, Loli. Un millón de gracias, es tan representativo!!!.
      Enhorabuena por haberte hecho esa promesa y haber tenido la perseverancia de seguirla, eso dice muchísimo de ti.
      Espero seguirte leyendo por aquí, un abrazo!!!

  4. Guille (el de Mafalda) dice:

    Gracias, as usual ;), por el post…si, es necesario salir de la zona de confort…porque «Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar las cosas. » Paulo Coelho

  5. Estoy de acuerdo con ser proactivo para nor dormirse en los buenos propósitos. Pero, cuidado, que también hay mucho gurú e incluso coach que dan recetas de tópicos para ‘cazar’ a la gente con bajo estado de ánimo. Poner como excusa lo de reinventarse lo vengo escuchando mucho tiempo. Hasta las Koplowitz se han reinventado. Lo que hace falta es ser autocrítico consigo mismo para no necesitar tanto hombro en el que apoyartse.

    1. Es humano querer buscar *culpables* de nuestra situación y circunstancias, casi un instinto. Superar esa fase, abandonar el victimismo, hacer autocrítica y tomar las riendas de las cosas que están en tu mano cambiar -y pedir ayuda siempre que se necesite-, es lo siguiente que hay que hacer. Reinventarse no es más que una palabra que refleja la necesidad de hacer los cambios en tu actitud que sean necesarios para superar tus circunstancias.
      Gracias por pasarte y comentar, un abrazo!

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