Hay días que no se dan…
Hay días que no se dan, y no se dan. Esos días que a las 10 de la mañana ya te estás diciendo “hoy me tenía que haber quedado en la cama”.
Esos días que parece que eres el objeto de la mala leche del mundo. O que estás de más mala leche que todo el mundo, una de dos. Esos días que nada sale, nada cuadra, te han dado dos bocinazos, te han dicho que NO, te han roto los esquemas y las ilusiones y encima te miras al espejo y te quieres morir.
Esos días lees algo tipo “carpe diem” o cualquier otra frasecita que pretende motivarte a hacer de las próximas horas algo especial, ilusionante, feliz… y te dan ganas de abofetear a alguien y luego volverte a la cama porque, francamente, no estás para frasecitas ni para tontás.
Pero por desgracia no te puedes volver a la cama, taparte hasta las orejas y llorar y gritar y cabrearte con el mundo y soltar unos cuantos (muchos) improperios, y dar patadas y puñetazos y regodearte en tu mal humor y odiar al mundo por un rato porque esto no sea lo que mereces. Y el resto del día arrastras las horas, la desilusión, pones el piloto automático y sólo ansías ese momento en que finalmente podrás meterte en la cama y esperar que mañana el día será mejor y la vida amanecerá de otro color.
Si para ti son las 2 de la tarde de ese día horrible, como para mí, podemos:
- Volver a la cama hasta mañana.
- Dedicamos el resto del día a vengar cada detalle que nos ha puesto así.
- Nos ponemos en modo automático, funcionales por fuera pero rumiando el mal rollo por dentro y dejando que vaya intoxicándonos.
- Escribimos un post, nos desahogamos y le contamos a todo el mundo que ¡carajo! hay días asquerosos (anda, mira!).
- Respiramos hondo. Buscamos la manera de salir de este mal rollo.
Vale, te voy a decir qué voy a hacer yo y luego me cuentas tú.
Yo tengo una pitufa adorable de dos años y medio. A pesar de que no tiene absolutamente ninguna razón para estar nada más que feliz y contenta, puede pasar del mejor humor al mal rollo por una tontería en medio nanosegundo -y encima aquello se pone a escalar como no pongas freno-. ¿La manera de poner freno? Mucho más eficaz que un grito, una bronca -y de paso ponerme yo también de mal humor-, es: hago caso omiso, cambio bruscamente de tema y la sorprendo. Le digo, por ejemplo, en tono alto pero animado, divertido: “¡Ooooye! ¿Te acuerdas de cuando fuimos al cine a ver el Rey León? ¿Te acuerdas? ¿Qué cantabas tú?”.
Suele ser mano de santo. Cogido a tiempo, a mí me suele funcionar.
[N.del A.: ojo, esto es aplicable con los niños cuando lo que les ha pasado es irrelevante y fruto de pura tontería o cansancio, porque en caso contrario, no hay que menospreciar ni aparentar indiferencia hacia sus sentimientos nunca! Ok]
¿Por qué te cuento esto? Porque veo que me siento en este momento *emberrenchinada* como se pone ella, ceño fruncido, frustrada, fastidiada porque las cosas no van como yo quiero… o sea que voy a hacer conmigo misma como hago con ella. Voy a aplicarme este sistema para salir del mal rollo.
Me voy a provocar una pequeña catarsis.
A mí me funciona ponerme un par de canciones que me pongan las pilas, a todo meter, me obligo a levantarme de la silla y a pegarme un baile, a sudar un poco, a cortar de raíz toda la negatividad que me ronda ahora mismo.
Hacer algo de ejercicio, el que sea (el que sea ;oD) genera endorfinas y serotonina, te cambia el mal rollo por una sensación placentera, por energía, fuerza y ganas. La verdad es que esto para mí ha sido un descubrimiento tardío y raruno, debo decir, -porque me espanta hacer ejercicio- pero echarme un buen baile o 20 minutos de step oyendo música cañera, de repente es como si me limpiaran la mente, como si hiciera un “reiniciar el ordenador” y puedo abrir una sesión nueva del navegador, esta vez con una actitud diferente.
Te aseguro que en este momento no es eso lo que me pide el cuerpo: lo que me pide es quedarme en la vía de menor resistencia, no hacer nada para evitar esto que estoy sintiendo, para cambiar como estoy viendo las cosas ahora mismo. Pero ¿sabes qué? Que en este camino por el que paseamos, lleno de baches, tormentas, traspiés, nubes -y a pesar de todo mucho más corto de lo que querríamos-, te das cuenta de la cantidad de días que hay que están muy lejos de ser perfectos, pero que lo peor de esos días es irte a la cama con la sensación de que has perdido esas 24 horas, que no has logrado encontrarle un sentido a ese día.
Y si, más allá de tener un mal día lo que estás teniendo es un mal mes, una mala racha, un mal ciclo, si te das cuenta que simplemente las cosas no son como quieres, no esperes nada más para decirte: ¡qué carajo! ¡voy a cambiarlo! Aprovecha para que este sea el momento en que decidiste darle la vuelta a tu vida, a tus circunstancias, a tu carrera profesional. Prométete a ti mismo que no te vas a dar por vencido hasta que no consigas convertir ese mal ciclo en uno bueno.
No es lo que te pasa lo que determina tu vida –lo que ocurre, nos ocurre a todos-. No es lo que te pasa sino lo que haces al respecto, lo que realmente determina tu vida ~ Jim Rohn.
Mi querido amigo Rubén Turienzo justo ha enviado un link esta mañana a esta canción y debo decir que ha sido una de las que me ha logrado hacer el “reseteo”. Además me he pegado unos bailes con esta y esta; si te sirven, adelante!!!
Insisto: aunque las cosas no sean perfectas, podemos encontrarles un sentido y podemos aprovechar lo que tenemos a mano -nosotros mismos- para no irnos a la cama pensando que hemos perdido el día. O sea que:
¡Espartanos! ¡Aú! ¡Aú! ¡Aú!
[Aprovecho para recordaros a quienes estábais suscritos al blog antiguo que tendréis que repetir la suscripción a este si os apetece seguir recibiendo los posts nuevos. Gracias y disculpas!]
Me encanta la estrategia de domar al niño que tenemos dentro…¡como la vida misma!Por cierto, me voy a entrenar, ¡seguro que vengo nueva!
Ya me contarás! 😀
Para mí el ejercicio es mano de santo: estoy de mala leche, me voy a correr 20 minutos y al volver estoy más tranquila… no me resuelve el problema pero descargo. Es maravilloso, y si aún sigo igual medito, esto ya no es mano, es brazo de santo 🙂
Yo lo he descubierto tarde, y sólo lo uso en casos extremos (jajajaja! es que me da una perezaaaa!!) pero reconozco que logra algo que expresan muy bien los ingleses: snap out. Me saca por completo de esa línea de pensamiento y abre la puerta a cambiarlo.
Hoy es de esos días que no puedo decirte muy bien porqué, pero no me aguanto ni yo! Puedo asegurarte que NECESITABA algo así…me ha venido al pelo. Thanks!!!!
A ti por compartirlo! 😀
Muy bueno… y muy ad-hoc para esta época del año… y de la Historia de España… Gracias!
jajaja! pues sí, aplicable a muchos momentos! 🙂