Tengo un trabajo para ti (y tiene que ver con John Snow, no te digo más…)

Nos dicen que «buscar trabajo es un trabajo en sí mismo«, y yo no sé a ti, pero a mí esto me pone la piel de gallina, porque me imagino fichando de 9 – 7, me imagino obligaciones, gente que te manda, mi tiempo controlado por otros, me imagino los lunes por la mañana…

Y es que el planteamiento actual de la búsqueda de empleo es francamente demoledor.

Estás, bien sin trabajo o en uno que ya no puedes aguantar más – porque no nos engañemos: tenemos un aguante tipo Espartano de pro con tal de no enfrentarnos a un cambio, que sobrepasa todo lo explicable -, por lo que ya partimos de una situación emocional chunga. 

Encima sólo se nos ocurre depositar nuestras esperanzas en el peor sitio posible: los portales de empleo (ahora vuelvo con este tema).

Y para acabar de decorar la tarta, no faltan los bienintencionados que te dicen que «te tienes que plantear buscar trabajo como un trabajo en sí mismo». Dios nos libre. 

Y no se me olvida: lo de los portales de empleo. Por si no me lo has oído decir como sepetecientas veces ya, aquí va de nuevo: 

De todos los candidatos que envían sus CVs por portales de empleo, la friolera cifra de un 3% son los únicos que reciben la digna llamada del seleccionador. 3%. Visto desde el otro lado: el 97% nunca es contactado por un seleccionador.

Ahí te lo dejo para ver si te convences de que estás poniendo todos los huevos en una cesta que está desfondada. Vamos, que se te están rompiendo todos. 

En resumen: que según este planteamiento tienes toooooodo lo malo de estar trabajando (tareas, horarios, obligaciones…), más la indiferencia absoluta de los seleccionadores, más un estado emocional digamos complicado… y ninguno de sus beneficios: no cobras, no tienes colegas con quien charlar, compartir, aprender, no te sientes útil, no estás avanzando en la vida… 

Planteado de esa manera, ¿quién es el guapo que no se frustra, que no sufre, que no maldice, que no siente que se ahoga cada día que no logra resultados?

Y hoy no te voy a dar una recomendación de cómo ser más eficaz para lograr ese resultado que buscas; hoy te voy a explicar cómo llegar vivo y genuinamente ilusionado hasta ese día.

Porque cuanto más frustrado y cabreado con el sistema estés, más lejos de lograr resultados te estás posicionando.

Nadie es tan buen actor como para luego llegar a una entrevista y cambiar por completo su estado mental y emocional para mostrar ilusión pero no desesperación, interés pero no ansiedad, energía… pero no ganas de amenazar de muerte a la siguiente persona que te entrevista pero no te elige.

Hablando en plata: que te lo van a notar.

O sea que vamos a ir con las ideas, la energía, y la mentalidad ya cambiadita de casa, para que no huela cuando lleguemos a la entrevista 😉

Vamos a cambiar la perspectiva. Lo ideal es tener esta nueva perspectiva antes de necesitarlo, pero al menos empieza en el momento en que te planteas buscar un trabajo nuevo (porque no tienes o porque quieres cambiar el actual).

 

Lo que te propongo es que cambies de IDENTIDAD

 

Let me explain.

¿Sabes quién es un REPRESENTANTE y qué hace? Sí, sí, un representante, que tienen todos los famosos.

Es una persona que conoce a la perfección a su cliente, que se mueve en la industria para conocer a todas las personas que son «alguien«, es quien sabe lo que se cuece, quien está al tanto de las novedades, quien va haciendo crecer la reputación de su cliente, quien pasa el día con las orejas bien abiertas para ver dónde están las oportunidades…

Vamos, que es quien se encarga de buscarle las oportunidades profesionales a su cliente, ¿verdad?

Pues piensa en una persona a quien admires. Me da igual que sea Beyonce, que Nadal, que Francisco Mojica, Quino, Tony Robbins, Warren Buffett… o el ínclito y fantástico John Snow. Imagínate que tú fueras su representante. Te dejarías los cuernos para ser el mejor representante para esa persona, ¿verdad?

Qué orgullo y qué ilusión sería moverte para hacer contactos, para buscarle las mejores oportunidades, hablarías de él/ella con tanto honor, contarías a todo el que te quiera escuchar lo bien que hace su trabajo, lo que transmite, lo que impacta en la gente… ¿a que sí?

¿Y si tú pudieras tener un representante así?

Vale, puede que tú no hayas llegado (aún) donde está la gente que admiras, pero…

 

¿Hasta dónde podrías llegar si tuvieras el mejor representante, la persona que te va a abrir las puertas de las oportunidades, que va a ponerte en contacto con la gente relevante de tu sector, que va a buscar con cariño dónde vas a encajar mejor, en qué condiciones vas a hacer tu mejor trabajo…?

 

Ya te imaginas dónde voy con esto: ese GRAN representante que te conoce como la palma de su mano, que sabe lo que eres capaz de hacer, sabe dónde reside tu talento, sabe que puedes llegar a hacer grandes cosas, sabe cómo puedes impactar, aportar, lograr para quien trabajes, sabe qué te mueve, qué te interesa, cuáles son tus valores y dónde estarás más a gusto trabajando… eres tú.

Tienes que convertirte en el REPRESENTANTE de tu carrera profesional.

Tienes que cambiar esa mentalidad de «buscar trabajo» y darle dimensión, darle perspectiva a lo que haces.

Cerrar ese contrato importante para ti, es un proceso que lleva unos pasos, que hay que hacer bien, en el que hay que tocar puertas, hay que buscar aliados, hay que elevar y perfeccionar el nivel de cómo presentas a tu cliente, cómo le introduces, cómo planteas lo que puede lograr por los demás.

Y en ese proceso, en ese camino que haces como representante, estás aprendiendo, estás poniéndote ahí fuera, estás creciendo, estás retándote, estás AVANZANDO cada día y sembrando no sólo para cerrar el siguiente contrato sino para tener una carrera en la que vayas sumando éxitos -como esa persona a quien tanto admiras.

Esa es la clave: sentir que AVANZAS. Eso es lo que tienes que buscar. 

Olvídate de pensar en pequeño – en ese CV que has mandado y que no te han contestado, en esa entrevista que pensaste que te fue genial pero no te eligieron.

Todo el que ha conseguido algo en esta vida ha tragado eso y mucho más, y ha entendido que esto es parte del proceso, que es una parte en la que aprendes – vas aprendiendo cómo mejorar tu capacidad de persuadir, de comunicar, también vas aprendiendo dónde sí te gustaría y dónde no te gustaría trabajar, y sobre todo, vas generando los contactos que un día te abrirán puertas mucho más interesantes.

Claro, es que ser un buen representante requiere mucho más que mandar CVs por portales de empleo o en Linkedin. Para ser un buen representante tienes que APRENDER a ser un buen representante – es un arte que pocos dominan.

¿Tú quieres aprender a ser el mejor representante posible para tu cliente (porque lo merece, y nadie mejor que tú para abrirle las puertas de grandes oportunidades)? pues déjame que te enseñe – apúntate en el recuadro naranja al final del post para que estemos en contacto y pueda decirte cómo convertirte en el mejor representante posible.  

Si me quieres contar qué te parece tu nueva identidad (wow, con dos identidades, eres como Batman! 😉 , me encantará que lo hagas. Y hasta la próxima…

 

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3 comentarios

  1. Martín de Argentina (El Chico Recalculando) dice:

    Felicidades por estos 8 años de luz!!!

    Yo también estoy cumpliendo ocho años desde que empecé a trabajar por primera vez, siempre de docente, y bueno, tú has sido una de las personas fundamentales para que haya podido transformarme internamente, y tener la capacidad de transformar a otros a causa de todos tus consejos. Si todo lo malo que pasó, me llevó a conocerte, benditos todos esos malos!!

    Porque esto es algo que tienes que dárselo a tus hijos, a las personas más valiosas que tengas.
    Me encanta que hayas podido reinventarte, y que hayas sacado adelante a Zumo en un momento complicado.

    Gracias por contarnos tus cosas.
    Y estaré enormemente agradecido si me ayudas a aclarar mi mente, a abrirla, a derribar todo preconcepto. Sabes que soy tu futuro cliente, avísame con tiempo, por favor!

    Congrats, JobJedi!

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