¿Tienes lo que hace falta para lograr el éxito?

Viñeta de Mel
Viñeta de Mel

 

Aunque a veces lo parezca, no sólo Steve Jobs consiguió cosas extraordinarias en la vida. Mucha, muchísima gente anónima logra grandes cosas, alcanza sus objetivos con creces, están cambiando el mundo.

El resto pensamos:  “buáh, es que son de familia bien/están forrados/tienen padrino o simplemente tienen suerte en todo”.

El resto queremos pensar que la razón por la que nosotros no somos ellos es por algo ajeno a nosotros, que no es nuestra culpa ni tenemos posibilidad de cambiar.

Si estás pensando: “date, otra que me va a decir que si lo puedo soñar, lo puedo hacer”, olvídate, de hecho lo que te voy a decir es: es posible que tú no tengas lo que hay que tener para lograrlo.

Te voy a decir que los Reyes son los padres y que no todos logramos un final feliz.

Pero ojo: si el “buenrolllismopositivoHelloKittyynubecitasdealgodón” que tanto se estila ahora y pedirle al universo que te toque la lotería porque tú lo vales y todo lo que deseas en la vida tienes derecho a que te caiga del cielo multiplicado por tres y con un lazo rojo te funciona, entonces no sigas leyendo o prepárate para unfollowearme cuando acabes porque hoy puede que la herida escueza un poco. Claro que si aguantas como un valiente, ayudará a que se cure. El que avisa no es traidor.

Generalizando –y qué feo está esto y cuántas excepciones me vais a decir que puede haber (1)– , todos caemos aproximadamente en uno de estos dos grupos:

Grupo 1 – Los exitosos

Un primer grupo de personas en las que se unen todos los ingredientes necesarios para lograr el éxito -éxito como sentimiento de satisfacción con lo que has logrado en tu vida profesional y de las decisiones que has tomado-: gente que tiene talento, coraje y empuje; gente que identifica sus fortalezas y lo que quieren de la vida. Gente de buen corazón, con simpatía, determinación, facilidad de comunicación y de relación.

Gente con seguridad, capacidad de trabajo y sobre todo de no darse por vencido. No salen en las noticias, ni ganan premios, pero son personas que se mueven, que prueban, que mueven a otros, que inspiran… que logran lo que buscan.

Seguro que tú tienes alguien así cerca, porque (again) no hablo de Steve Jobs. Son gente normal que logra cosas no normales.

Yo tengo la suerte de tener mucha gente así cerca: mis cuñados Claudia y Niels, mi prima Patricia, mi amiga Ángela, mi amigo Pedro el mexicano, mis queridos José Ramón, Marta Romo, Rubén Turienzo , Santiago Molina… y más! Y espero que algo se me pegue de ellos por ósmosis, aunque sea ;).

Esa gente.

Grupo 2 – Los no exitosos

Y luego está un segundo grupo de gente, que cuenta con gran parte de lo que se necesita para lograr tener éxito -el grupo masivo, en el que andamos casi tós los demás. Gente (a quien no le falta) con talento, con capacidades, algunas incluso muy especiales y muy por encima de la media. Gente también con la simpatía, el buen corazón, incluso la capacidad de trabajo y a menudo el perfeccionismo. Gente que a priori tienen lo más importante: una buena e incluso buenísima materia prima con la que trabajar, pero que pasarán toda la vida insatisfechos, incompletos, sin llegar a lograr nada demasiado especial.

Sin lograr el éxito – como sea que ellos lo definen.

¿Por qué? ¿Si tengo la misma buena materia prima que el primer grupo, por qué ellos sí y yo no?

Si quieres tratar de averiguar qué te diferencia y eres capaz de ser honesto contigo mismo, déjame que te proponga algunas razones por las que tú no y ellos sí. Fíjate si te sientes identificado con alguna, que puede ser lo que te está separando de formar parte del primer grupo:

Razón 1: La vida ha sido injusta conmigo:

La vida no me ha dado todo lo que merezco. Si hubiera tenido las cosas que me faltan, que me quitaron o no me llegaron; si hubiera recibido apoyo, dinero, o ayuda que no recibí, todo sería mejor. Y mañana volverá a salir el sol y seguiré sufriendo por lo que no tengo. Y pasado.

Y termina pasando toda la vida… y sigo en el mismo sitio: lamentándome en silencio (o no) por lo que nunca tuve y la gran injusticia que he sufrido.

Razón 2. Soy bastante huevón perezoso:

No se lo reconocería ni a mi almohada, pero levantar el teléfono y hacer esa llamada incómoda se me hace un mundo y pueden pasar meses, esperando que a lo mejor con el tiempo el problema desaparece…

Quedar con gente del sector que “ni fú ni fá” (y encima me pierdo “Cuéntame” con lo trepidantemente interesante que está. O El Tiempo entre Costuras. O Masterchef. O (wait for it): un partido de fútbol de la liga taiwanesa, que es para morir de la adrenalina), es como si me clavaran astillas en los ojos.

Es que me emperezo y al final no hay quien me mueva…

Razón 3. El cambio es el demonio:

Aunque quiero aparentar ser un tipo flexible, la realidad es que me agarro cual lince (*) a su presa a mi zona de confort. “¿Confort? ¡Pero si de confortable no tiene nada mi vida!” dices.

Es que aquí confort no es sinónimo de confortable sino de conocido, de “incorporado a mi rutina aunque me joda cada día”. Aguantar en una empresa que me espanta, que no encaja ni por asomo con mis valores, con un jefe a quien desprecio, haciendo un trabajo que odio, eso es zona de confort.

Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” es mi lema.

Razón 4. No es el momento de arriesgar/decidir/probar/cambiar:

Es muy fácil para los demás, porque no tienen mis responsabilidades, o porque tienen experiencia, o porque son jóvenes. Pero para mí no. Lo mío es peor. Mi vida es más complicada.

Ellos seguro que tienen menos que perder, seguro que lo tienen más fácil, que están más preparados. Yo todavía no. Yo cuando sea verano. Cuando esté más en forma. Cuando acabe esto. Cuando…

Razón 5. Ya lo intenté y fallé:

“Ya te lo dije” fue la frase del mes. Es que no tenía que haberme arriesgado, no tenía que haberme metido en esto, ya me lo dijo mi madre. Cuando no salen las cosas a la primera, será por algo. Mejor no seguir intentando, no vuelvo a tratar de hacer algo en lo que pueda fallar.

Además  decepcionar a mi gente, encima van a pensar que soy tonto o que no soy capaz, ¡qué va!, ahora que lo intente otro.

Razón 6. Es que no sé:

O no sé si sé o no sé. ¿Para qué valgo? Me pregunto y me pregunto. ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? ¿De dónde vengo? ¿Hacer otro máster? ¿Se me dará mejor otra cosa? ¿Cómo lo hago? ¿Seguir trabajando en lo que he estudiado? ¿Cambiar? ¿Mejor otra cosa? ¿Será peor a lo que me cambie? Es que no sé. Es que no sé si quiero saber.

Mejor sigo dándole vueltas, y mientras tanto sigo haciéndolo todo igual…

Razón 7. No sé si tengo algo especial:

De hecho, no soy especial. No sé hacer nada especial. No sé qué se me da bien. Nunca me han dicho que sea gran cosa luego, no soy gran cosa. Todo el mundo es mejor que yo. Es normal que “ellos” hagan cosas chulas, importantes, y no yo.

A veces pienso que me gustaría hacer “algo” pero me lo quito de la cabeza porque me veo incapaz, yo no sé, yo no valgo, yo no puedo.

Razón 8. Que venga otro y me lo arregle:

Que arregle esto el Gobierno. O el ayuntamiento. O los sindicatos. O mis padres. O el Universo. Que venga alguien y me solucione esta papeleta. Tengo derecho a que me solucionen esto. Para eso he estudiado tanto, para eso pago mis impuestos y un 21% de IVA religiosamente. Me lo deben.

Yo he cumplido con lo que correspondía, ahora les toca a ellos hacer algo: darme una oportunidad, facilitarme las cosas. Con la de gente que está chupando del bote, ¿por qué a mí nada? ¿Cuándo a mí?

Caray.

¿Es que la gente del primer grupo no falla? ¿Crees que no pierden la confianza en sí mismos? ¿Que no piensan alguna (muchas) veces que preferirían que las cosas fueran de otra manera? ¿Crees que lo tienen todo a favor, que no tienen que arriesgar, que no tienen mucho que perder?

En realidad son iguales que los demás! Personas que han tenido que superar durísimas barreras y vencer muchas batallas, que se han caído, que han dudado mil veces, que tienen que vivir con circunstancias muy duras.

La diferencia es que esa gente se niega a sentirse víctima, no pierde el tiempo con el “por qué a mí”, no se focaliza en lo que les falta sino en lo que sí tienen.

Es gente que acepta y provoca cambios con naturalidad, no dedica el tiempo a lamentarse por las cosas que están fuera de su control sino que buscan donde sí pueden influir; son gente que decide, que arriesga (¿qué es lo peor que puede pasar?), gente que no se da por vencida. Que buscan un camino y después otro. Que conectan con los demás. Que ayudan y se dejan ayudar.

Son gente que se centra en el futuro y no en el pasado.

Gente que sabe que no es el final hasta que no te das por vencido. Los del segundo grupo nos hemos dado por vencidos a menudo antes incluso de empezar.

Haz lo que quieres hacer antes de que se convierta en lo que te gustaría haber hecho.

¿Y tú, en qué grupo quieres estar?

 

(1)     Claro que hay excepciones, y por descontado casos extremos –de necesidad, de problemas- que no pueden generalizarse con los demás. Dicho esto, os recomiendo encarecidamente estos dos vídeos, probablemente una de las horas mejor empleadas del día de hoy, porque le dan la vuelta a todo lo que puedas pensar:

Nick Vujicic

Lizzie Velasquez

[(*) NdelA: un distinguido caballero muy ducho en temas de fauna nacional me puntualiza que mi mención inicial (la avutarda) es ave esteparia poco dada a las presas y mucho a las legumbres y cereales, y que un ejemplo más apropiado sería una lechuza, un halcón peregrino, un águila perdicera o una gaviota argéntea o incluso un lince, el zorro o el lobo ibérico. Modificado está, faltaría más, con mi sugerencia: no le pongan nombre tan de ave de presa sanguinolienta a una pobre comedora de cereales, porque avutarda a los no entendidos nos suena mucho más peligroso y de mejor rima que, por ejemplo, lechuza ;oP].

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15 comentarios

  1. Inspirador como siempre!
    Yo ahora me siento en proceso de transformación y traslado del grupo B al grupo A. No está siendo fácil, nada fácil. Hay días de bajón como hoy en los que pienso varias veces que mejor me resigno a llevar una vida que no me gusta, con un trabajo que me desagrada bastante y gano poco dinero…. Pero en el fondo sé que puedo (y debo) permitirme mis momentos de bajón para después coger vuelo de nuevo. No queda otra. Y es reconfortante en esos días como hoy terminarlos leyendo un post como este… Inspira para mañana levantarme proactiva

  2. Acabo de leerme el artículo y la verdad es que me ha hecho sentir un poco culpable por todas las cosas que no hago y tendría que hacer.
    Hoy mismo he pensado en el octavo punto y lo bien que me haría que los demás me ayuden. Pero entonces aparece la voz que me dice que si quiero que algo se haga, lo he de hacer yo. No puedo esperar a los que los demás me resuelvan siempre mis problemas. Pero hay veces en que se hace muy cuesta arriba.
    Sobre el sexto, si no sabes, ¡pues aprende! Pero no te quejes de lo mal que te van las cosas si no haces nada para cambiarlas.
    El tercer y el cuarto son lo mismo, el miedo al cambio. Cuantas veces me ha afectado y aún me afecta? Cuantas veces decides dejar aquello difícil para mañana?
    En resumen, que este artículo es un buen meneo.

  3. Yo seré breve: TOTALMENTE DE ACUERDO!!! La actitud es todo, muy importante. Y si no te acompaña como a mi (por lo que sea, educación, vivencias, forma de ser…). Hay que trabajarlo. Estoy en ello. Y poquito a poco, tengo muchos resultados y las cosas me van saliendo!!! Actitud positiva, no rendirse (hay momentos de tirar la toalla pero pasan) y seguir…. Siempre hacia delante.
    Y disfrutar del hoy, como nos cuestan disfrutarrrrrrrrrrrrrrrr
    Siempre queremos más (yo por lo menos)
    Felicidades por el artículo!!!
    Un fuerte abrazo!!!

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Es que es así! poquito a poco! enhorabuena porque eso demuestra que sí tienes actitud 🙂
      Mil gracias por comentar!!
      Un abrazo

  4. ¡Si es que es leerte y venirme bien arriba!
    ¡Se acabó la zona de confort! ¡Se acabó el rollo ‘de andar por casa’!
    ¡Llegó el momento de ponerse el uniforme de soldado y tener la valentía de ir a la guerra!
    Porque esa es la única manera de llegar tan lejos como queramos llegar sin que ni nada ni nadie nos ponga obstáculos en nuestro camino para que tropecemos una y otra vez y no podamos conseguir nuestro objetivo.
    ¡Yo decido tener éxito!
    ¡Gracias por el post, María Luisa!

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Jajajajaja!!! Gracias a ti por tu energía, tu empuje y tu buen rollo!!! Por Dios te tengo que conocer un día sin falta, que me encantas!! :)))))
      Voy a utilizar tu frase como mantra: ¡Yo decido tener éxito! ¡Aú, aú, aú!
      Besazos, Mariola!!!

  5. Hola Maria Luisa.
    Gracias por el artículo, considero que has expuesto el caso de forma interesante y fácil de leer y entender.
    Personalmente, no me gustan las etiquetas ni las calificaciones o agrupaciones; si bien puedo enmarcarme el el primero de los grupos, es cierto que en ocasiones podría reflejarme en alguna de las descripciones del segundo grupo y, estoy convencido, todos estamos igual.
    En fin, gracias de nuevo. Seguro que hay personas a las que esta visión les resulta útil y reveladora.

    Aunque no nos conocemos, espero que no te moleste si te envío un fuerte abrazo.

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Gracias por pasarte a comentar y por tus palabras, Henry.
      Tienes razón que tratar de meter a la gente en categorías, cajones, etiquetas, etc. es delicado, espero que me permitáis esa licencia que utilizo para hacer llegar mis ideas de una manera más sencilla 🙂
      Acepto de sumo grado tu abrazo y te mando otro enorme de vuelta, espero que nos sigamos leyendo!

  6. ¡Hola! La verdad es que, como siempre se ha dicho, el éxito consiste en trabajar duro y tener suerte. Muchas veces una persona tiene éxito sin hacer nada, pero en la mayoría de los casos que conocemos se trata de gente que ha fracasado muchas veces y a la que no le da miedo seguir intentándolo hasta que consiga su objetivo, como bien expresas en el artículo.

    Pero también es cierto que hay gente que es incapaz de alcanzar el éxito, bien porque «no le sale de dentro» ser así o porque ya lo han intentado tantas veces que han fracasado continuamente o han invertido tanto dinero que simplemente, no pueden estar toda su vida esperando esa oportunidad que tanto buscan y no encuentran. Sin embargo, no creo que por eso tengamos que pensar que son gente que vive con la bandera de la derrota por delante. Simplemente, no tienen la mentalidad o la determinación necesaria, y hay que aceptarlo, ¡cada uno es como es!

    ¡Un saludo!

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Gracias por tus palabras, Estefanía.
      Yo siempre insisto que éxito no se refiere a ganar una fortuna o tener un puestazo. Cada uno decide lo que es el éxito para sí mismo. Yo entiendo el éxito como un sentimiento. Fíjate: yo tuve en un momento dado de mi vida profesional un puesto y un salario que hacían de mí una persona de éxito «social». Pero yo no lo sentía así. Mi trabajo no me satisfacía, soñaba con algo diferente, sabía que podría aportar mucho más de mí haciendo otras cosas. Y en cambio ahora, que vivo en la inseguridad constante, que tengo que luchar cada euro -y además dedico mucho tiempo a ayudar a la gente gratuitamente- sin cobrar ni una décima parte de lo que cobraba entonces… y encima me cuesta Dios y ayuda que la gente de mi entorno siquiera entienda qué hago exactamente porque no encajo con los estándares, ahora en cambio me siento muchísimo más exitosa de lo que me sentía entonces.
      El «éxito» además va y viene. Hoy estás feliz con lo que haces, estás arriesgando, te estás lanzando, estás luchando por tu oportunidad… y dentro de tres meses las cosas se tuercen, tus prioridades cambian o el dinero se acaba y cierras ese ciclo para empezar otro. ¿Significa que no has tenido éxito? Lo tuviste ese tiempo, porque diste lo mejor de ti para lograr algo. Lo tuviste porque has aprendido muchas cosas. Lo tuviste porque te retaste, porque saliste de tu zona de confort por algo que te motivaba y te ilusionaba. Jamás pensaré que esa es gente que vive con la bandera de la derrota!
      Muchas gracias por aportar!!!!!

  7. Ay María Luisa, qué bueno el artículo y qué honor que me consideres de ese primer grupo!!! MUCHAS GRACIAS!!!!
    No te voy a engañar, si leo el artículo, yo me niego a estar en el otro grupo. No es falta modestia ni creerme más que nadie. Es más un sentimiento de negarme a sentirme derrotada. O un pensar que lo que he conseguido – sea en el trabajo, sea en mi familia, en mi grupo de amigos, o más bien en ‘mi TODO’ , es mucho, aunque quede muuucho más por conseguir… Todos, absolutamente todos, si miramos para atrás, vemos que hemos logrado muchas pequeñas cosas, muchos pequeños equilibrios, muchas pequeñas satisfacciones. El que lucha por conseguir ‘the one and only’ posiblemente se quede en el camino, y es que ese one and only nunca será suficiente…. Así que por mi parte, prefiero ser una pequeña hormiguita equilibrista, que un elefante defenestrado… Copiándote, ‘fuerza y valor!!!’ a todos. Muchas gracias por tus enseñanzas, Amiga, y nos vemos MUY prontito! 😉

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Esa es la actitud. Negarse a sentirse derrotado, negarse a estar en el grupo de los que no lo consiguen.
      Por supuesto que conseguimos muchos pequeños logros a lo largo de la vida, pero no debemos olvidarnos de los grandes también. Quien desea lograr algo más grande, el trabajo que desea, el físico sano y en forma que anhela, aportar a la sociedad… no puede dejarlo al azar, tiene que decidir una estrategia para llegar y tiene que perseverar, no puede dejarse vencer por ninguna de estas razones que la mente le pondrá siempre delante para posponerlo, para no intentarlo, para no volver a intentarlo, para no lucharlo.
      No digo que todo el mundo lo tenga que hacer, porque cada uno sabe dónde están sus ilusiones y sus sueños, y todos son igual de buenos e ilusionantes. Pero cuando sueñas algo que requiere ir más allá de donde va el resto de la gente, el camino va a ser más duro pero el resultado será extraordinario.
      Y tú eres de esas personas extraordinarias que perseveran, que ponen todo su empeño, que saben sus prioridades, que están en contacto con sus valores, que luchan lo que desean.
      Y me llena de orgullo que seas mi amiga!!!!!!
      Besazos

  8. Luisa Sánchez Miranda dice:

    Pues el «éxito» me tIene que llegar de un momento a otro porque yo me defino de todas todas en el primer grupo. Y mientras llega disfruto aprendiendo, superándome, conociendo a personas tan interesantes como tú, planteándome nuevos retos y todo eso para mi ya es una vida que vale la pena… Gracias por todo lo bueno que compartes.

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Me encanta!!!! Esa es la actitud.
      Gracias a ti por estar ahí!!!!!!!
      Un fuerte abrazo, tocaya!

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