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Sal de ese trabajo que es un callejón sin salida

Laura y Dino 049_2
Montt

Me tiré de los 19 a los 37 años en trabajos dentro de lo que viene siendo el «mundo corporativo”. Con capas y capas de jefes por encima, siguiendo todas las reglas, sufriendo las evaluaciones de desempeño, aguantando compañeros y responsables ineptos y/o insufribles, dedicando horas sin fin a preparar informes para tó quisqui, acatando decisiones con las que no estaba de acuerdo y sintiéndome una mera pieza más en un engranaje bastante carente de humanidad.

Pero es que no era consciente de ello… hasta que no estuve fuera del Matrix y eché la vista atrás, no lo fui.

No digo que todas las empresas carezcan de humanidad ni que todos los jefes sean insufribles. Pero sí creo que va siendo hora de que nos quitemos la venda de los ojos y entendamos que las empresas no están para querernos ni para ser una figura paterna en nuestra vida: las empresas están para hacer dinero.

No justifica que por el camino se maltrate a los empleados, no voy por ahí, sino que nos evitemos disgustos innecesarios cargando a las empresas con expectativas que a fecha de hoy, no se justifican.

No podemos esperar que nos mantengan el puesto de trabajo para siempre. No podemos esperar que se encarguen de nuestro plan de carrera. No podemos esperar que echen a cada jefe inepto (ay, sólo con esto lo que cambiaría el cuento!!). No podemos esperar que ellos se preocupen de que vayamos creciendo profesionalmente y desarrollando nuestras fortalezas. No podemos esperar que, cuando nos estanquemos en nuestro puesto, nos ayuden a encontrar otro trabajo mejor (hay otras muchas cosas que sí podemos esperar, pero lo hablaremos otro día ;).

Tenemos que entender que somos nosotros quienes debemos ejercer el control e influencia sobre nuestra carrera, y que no debemos dejarlo en manos de las empresas, de los jefes o del departamento de RRHH.

Aunque entiendo que es muy jodido complicado sentir que uno tiene algún tipo de control o influencia sobre su trabajo, sobre su carrera, cuando precisamente para lo que nos han preparado ha sido para hacer una “buena boda” para siempre con una empresa de postín, y a partir de ahí, sentarnos a cobrar los trienios.

Nos han enseñado a seguir las reglas, nos han enseñado a pasar exámenes, nos han enseñado a no quejarnos, nos han enseñado a obedecer.

Y por ende, no nos han enseñado a cuestionar las cosas, a experimentar, a equivocarnos y seguir adelante con normalidad, a rebelarnos, a dar alas al espíritu emprendedor, a entender lo que nos hace únicos, a olvidarnos de nuestras debilidades y potenciar al máximo nuestras habilidades, a seguir nuestra curiosidad, a no ponernos límites, a confiar que tenemos el ingenio para seguir adelante y la capacidad de aprender todo lo que queramos…

No nos han preparado para la incertidumbre, para los cambios, para la inseguridad… que es nuestra realidad.

Y un buen día te encuentras atrapado en un trabajo que se ha convertido en un callejón sin salida.

Un trabajo en el que no ves ningún futuro, en el que no hay nada que esperar o desear. Y aunque eres una persona creativa, con curiosidad, con pasión por las cosas que te interesan, a nadie más le importa lo más mínimo nada de esto: sólo quieren que estés sentado calladito y haciendo las tareas para las que te han contratado.

Da igual que tu puesto tenga el título de “Técnico Administrativo”, de “Director de Área”, o de “Analista de Social Media” mientras tú te sientas como los que arrastraban las piedras para construir las pirámides hace 5.000 años.

Cuando estás atascado en un trabajo así, es como si el tiempo se detuviese. No avanzas. No aprendes. Nadie aprecia nada de lo que haces. Nadie reconoce tu trabajo. No tienes capacidad de decisión o de opinión.

Tienes que salir de ahí.

O al menos debes empezar YA a hacer el plan para salir de ahí.

Y puedes hacerlo, pero eso supone, para empezar un cambio de mentalidad: debes volver a creer en ti mismo, y entender que TIENES mucho más control y capacidad de influencia sobre tu carrera de lo que ahora mismo eres consciente.

No sólo eso: vas a tener que enfrentar el miedo que te da el cambio. Y es que somos seres extraños: tenemos la capacidad de acomodarnos incluso en las situaciones más dañinas… con tal de no enfrentar el cambio.

Preferimos escudarnos en pensar “bueno, al menos tengo trabajo” – ¿y? ¡si mañana mismo puedes quedarte sin él! ¡Si esa sensación de seguridad es absolutamente ficticia!

¿Y si en cambio tomas tu futuro en tus manos, y te das cuenta que tu equilibrio mental y tu necesidad de crecer y aportar con tu trabajo son MUCHO más importantes que una seguridad ficticia?

Y cuando has logrado echarle bemoles y decides empezar en serio el proceso de cambiar, de moverte, de sacar la cabeza para respirar, de salir al mundo, de quitarte los grilletes… aún te falta un detalle: quererlo es sólo el principio, ahora tienes que averiguar cómo.

Debes tener un plan, y un plan que sea lo más seguro posible – porque ahora no es el momento de tirarte dos años mandando CVs al agujero negro de los portales de empleo, no es el momento de sumar a la miseria que estás sintiendo en tu trabajo, la decepción de las negativas constantes.

Es decir, tienes que creer – tienes que estar convencido – de que mereces lo que deseas, y que además, está ahí fuera esperándote. Y lo siguiente que debes hacer, tu misión en ese momento, es asegurarte que estás dando los pasos correctos para PROVOCAR que las oportunidades aparezcan.

Te aseguro que estás en este planeta para hacer cosas más interesantes, gratificantes y satisfactorias que aguantar en un pozo negro donde nadie aprecia ni es capaz de ver todo lo que puedes lograr, todo lo que puedes brillar y lo especial que eres.

Hay un dicho que me gusta mucho:

No eres un árbol. Si no estás donde quieres estar, muévete.

Si ha llegado el momento, muévete. De nada sirve aguantar y quejarse – ya has completado la lección del estoicismo, es hora de salir de ahí y buscar… tu Santo Grial.

 

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18 comentarios

  1. Martín de Argentina (El chico recalculando) dice:

    Agrego uno más mío:
    Como dice el título de uno más de tus geniales post, hoy fue «el día que se perdió la magia».

    Sí, hoy le puse fecha a mi renuncia (podrá variar uno o dos días más, nomás). Pero esta vez estoy en una mejor situación que la última vez, ya que siento el amor de mucha gente (un par de compañeros de trabajo y decenas de alumnos!!!, algo que no me había pasado nunca hasta ahora). No siento que mis compañeros de trabajo me ganaron, porque yo me voy a despedir con todo, y voy a terminar ganando, como siempre. Faltaría justo un mes, pero en realidad serían 10 días hábiles (por las vacaciones de invierno en el medio). Y me alegro, porque voy a dar lo mejor de mí. Serán 10 goles de media cancha. Y eso me emociona.

    Pero el cuerpo me está pasando factura, y esa sensación yo ya la viví. Y no me lo merezco.
    Sé que habrá una reconfiguración económica obligada, pero no importa. La salud está primero. Esto ya lo viví, y con más de 30 de edad (qué viejo estoy!) y casi 10 de experiencia, las decisiones tienen otra impronta. Sé que no me voy a arrepentir, pero no deja de ser algo triste, la verdad. Desde Noviembre que tomé la decisión, hice de todo para salir «por las buenas», buscando alternativas, pero no se dio. Me puse condiciones para salir, pero no se dan. Y como lo de hoy fue imperdonable, ya no hay vuelta atrás. De verdad. Ya redacté la carta.

    Resta agradecerte por contar tus experiencias. Porque todavía sigue latente mi reinvención profesional. Con este trabajo que dejaré en breve, aprendí a conocerme muchísimo, muchísimo como nunca. A mí me sirve pensar (aunque a veces me bajonea) porque cada día de «sufrimiento» lo utilizo para crear mi trabajo ideal. Me sirve para conocer mis prioridades, mis valores, mis fortalezas, y todo lo que NO quiero para mi vida. Me da seguridad para el futuro, para evitar errores, y para, finalmente, tener el estilo de vida que quiero vivir.

    No estoy hablando de lujos. Estoy hablando de cosas que jamás podrán ser tangibles. Estoy hablando de cosas que no se pueden comprar, pero se pueden ganar.
    Me llevaré una mochila cargadísima de experiencias positivas, y dejaré todo lo malo allí encerrado. Eso es una sensación que no había experimentado en otro trabajo, que siguen siendo lastres para mí a pesar de los años transcurridos. Me iré feliz, y como siempre, trataré de hacer feliz a otros con mi trabajo. Me despediré con la frente bien alta.

    María Luisa, que todo tu sufrimiento sirva para iluminarte e iluminarnos, para que cada día seas mejor profesional y mejor persona. Te felicito por tu transformación y te admiro por todo el aguante que tuviste. Yo no sé si sería capaz… Pero bueno, no se trata de eso, porque de a poco vamos entendiendo «de qué va la vaina» (otro de tus geniales post).

    Te quiero mucho.
    Saluda atte. a la espera de novedades,
    El chico recalculando.

    1. Martín de Argentina (El chico recalculando) dice:

      PD: Aclaro que al trabajo que voy a renunciar es al de preceptor (ver más abajo) :/

  2. Me encantan tus artículos. Son muy realistas y me ayudan a tener un visión diferente del mundo corporativo. Muchas Gracias y un abrazo desde Brasil. 🙂

  3. Martín de Argentina (el chico recalculando) dice:

    Lo haces tan bien… Te felicito, realmente aquí es donde tú brillas.
    Este artículo es tan bueno, que no puedo resistirme a escribir poquito. Así no aprenderé más, jajaja.

    Pues, que hace 2 semanas renuncié ¡por fin! a la escuela que quería renunciar desde hace 2 años. Sentía exactamente lo que has descrito. Ha quedado allí un gran puñado de compañeros (no amigos) no colegas. Es decir, el último recreo en sala de profesores fue en total silencio, soledad, y un presentimiento de que era el último.

    Como no sale nada todavía en otro sector, fui a la bolsa de trabajo docente (aquí les llamamos «actos públicos») en busca de otro empleo que reemplazara el que tenía. Ninguno encajaba en día y horario. Hasta que se me ocurrió ampliar el panorama y presentarme también en el de «preceptor». Pero nunca quise realmente serlo.
    No va que justo aparece una opción que ocuparía todas mis tardes de 2016. Me temblaba todo… Lo acepté, dubitativo, casi con culpa. «Empezás ya mismo», me dicen. Me tomo un colectivo, me pierdo, me tomo otro… hasta llegar. Mientras tanto, mantengo las otras horitas como profesor en una escuela cercana a mi casa, la cual quiero renunciar el año entrante. Sería mi último grupo de alumnos, y quiero disfrutarlo.

    La verdad que desde que empecé en el nuevo empleo, siento que estoy haciendo la escuela. Cada día, mientras trabajo o viajo de regreso, pienso en los mensajes de este blog (de otros también, nobleza obliga), y tengo bien presente dónde estaba. No sé qué me deparará el destino, si estoy viviendo la «luna de miel» y pasará lo mismo que con el trabajo de profesor. De lo único que estoy seguro es que cuando uno pasa un momento límite (que tal vez no lo percibes hasta que haya terminado), tu modo de vida ya no es el mismo. Y lo que he aprendido por la web en este tiempo también me ha ayudado muchísimo.

    Aunque todo esto me genera contradicción. Porque pienso: «quiero cambiar de sector profesional, quiero ser otra cosa», y por otro lado digo: «también soy bueno para esto y lo otro [en mi sector]». Lógicamente, debemos optar por lo que nos gusta más. Pero el nuevo sector profesional es algo imaginario, es un deseo que no sé cómo puede ser hasta que esté ahí dentro. Lo mismo que me pasó con el hecho de ser profesor. O sea, sé muy bien que sería un ‘crack’ en un nuevo sector, que lo disfrutaría muchísimo; el tema es el contexto, que para mí es fundamental.

    Tengo que agradecer que se tuvieran que conjugar muchos factores para que hoy tenga el trabajo de preceptor que tengo, y que lo considere la alternativa ideal, cuando ni de casualidad lo habría pensado así. Son pequeñas piezas que hacen un gran rompecabezas, no puedo explicarlo de modo breve.

    Por estos días tengo mucha actividad, termino el día cansado pero tranquilo, «»feliz»» (ver las comillas). No sé ponerle nombre a la sensación.

    Mientras trato de disfrutar de mi último grupo de alumnos (así lo deseo), intento resolver la contradicción… No me resulta para nada fácil.

    Gracias.

  4. Que gran articulo, muchas gracias como siempre Maria Luisa!!!
    Este blog está siendo un punto de apoyo muy importante en un momento de crisis para mi.
    Cada lectura me sirve para estar mas cerca de cambiar definitivamente mi situación actual.
    Entiendo perfectamente a gente como David, pero tenemos que entender que todo eso que nos frustra y nos afecta del dia a dia en el trabajo NO tiene nada que ver con nosotros,.. NO somos menos capaces NI somos peores ni merecemos todo ese maltrato….. hay que quitarse el miedo,..
    No se puede estar con miedo en la carcel..
    Un saludo a todos

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Qué ilusión, tengo mi propio Job Padawan!!!! 😉 😉 😉
      Gracias por tus palabras de apoyo y aliento a quienes -aunque no se atreven *aún* a comentar-, están sintiéndose así mismo y les has ayudado a tomar un poco de perspectiva.
      Mil gracias y espero seguir leyéndote!!!
      Un fuerte abrazo!!

  5. ¡Hola María Luisa!
    Aunque no seamos árboles, a veces parece que nos cuesta movernos más de una situación que nos duele que si realmente hubiésemos echado raíces y lo fuesemos.
    La educación que hemos recibido y lo que la mayoría siguen contando respecto al mercado laboral hace que no nos atrevamos a girar la cabeza y mirar en otra dirección.
    Cierto que desde pequeños nos han dicho que esto es así y hemos aprendido muy bien la lección y la culpa no es nuestra, pero la responsabilidad de seguir así sí que es nuestra.
    Por ver una parte positiva, tal vez las nuevas generaciones verán su vida profesional desde la visión del nuevo paradigma laboral y la actitud ante el trabajo mejore.
    Me encanta como sabes dar detrás de las orejas sacándonos a todos una sonrisa.
    !Un abrazo!

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Mil gracias por compartir tu visión.
      Creo que las nuevas generaciones tienen por delante un futuro que yo soy incapaz de imaginarme. Internet y la tecnología van a cambiar el panorama de manera exponencial – yo personalmente estoy súper emocionada por ver todo lo que pueda de ese futuro y formar parte de él, y mi aportación en este tiempo espero que pueda ser ayudar a quien no se sienta tan parte de ese futuro, a subirse al carro 😉
      Un gran abrazo!!!

  6. Muy buenas Maria Luisa!
    Como entiendo este post y todo lo que dices, el miedo a la incertidumbre es lo que nos causa avanzar hacia el propio éxito. El no ya lo tenemos, asi que a por todas. 😉

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Cierto, pero es que el momento que vivimos es sin duda la «era de convivir con la incertidumbre» – eso no lo vamos a poder cambiar ya que está fuera de nuestro control, pero sí podemos trabajar los miedos internos – ¿por qué le tengo miedo a esa falta de seguridad? ¿qué es lo que estoy pensando que puede pasar? ¿y si pasara, qué podría hacer al respecto para solucionarlo?
      Tenemos muchos más recursos y más ingenio del que nos reconocemos a nosotros mismos.
      Hay que creer más en uno mismo!!!! 🙂
      Mil gracias por comentar, un abrazo!

  7. Muy buen post Maria Luisa.
    No paraban de venirme a la cabeza «the wall» de pink floyd y «I wanna rock» de twisted sisters. Si, tengo alma de rockero jaja.
    Hay que romper con la barrera del miedo y lo establecido y dar un salto a lo desconocido e incierto!

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Mola, Guillermo!!!! 🙂 🙂 🙂
      Yo estoy convencida que si tienes claras dos cosas esenciales, no debe haber miedo, lo que debe haber es mucho CURRO y estar preparado para estirar como un chicle la famosa «zona de confort»… 😉
      Mil gracias por pararte a comentar, me encanta!!!

  8. Buenos días, estoy pasando por una crisis personal y laboral y me parece muy interesante tu artículo. Por aquí no procede que te cuente mi situación, estoy buscando un nuevo camino laboral actualmente estoy de baja laboral por aguantar presiones de jefes ineptos, miedos de y si nos quedamos sin el proyecto y nos echan eso era todos los días durante 4 años y al ser una persona sensible y no llevar bien el estrés he caido en una depresión con ansiedad y ahora estoy rehaciendo mi vida personal con diversas terapias y buscando alternativas de trabajo. Muchas gracias por tu artículo. Un saludo

    1. Animo David! Te entiendo perfectamente porque yo tambien soy muy senisble y siempre he tenido miedo al mundo laboral a pesar de tener un funcionamineto perfecto. 🙂 mucha suerte en tus proyectos y a por todas!

    2. ¡Hola David!
      Como se suele decir, tu cuerpo te ha gritado ¡basta! Seguro que antes te daba señales para saber que algo no iba bien. De hecho 4 años todos los días así… ¡tiene que ser durísimo!
      Como comenta María Luisa en su artículo, es hora de moverse de sitio, puedes reinventarte, buscar el talento que tienes en ti si no lo tienes claro y coger las riendas de tu vida.
      Te dejo un artículo que he escrito esta semana en relación por si te puede venir bien en relación a esto, aunque hay uno anterior. http://www.iniciatumarketing.com/y-si-decidieses-descubrir-tu-vocacion/
      Si puedo ayudarte en algo puedes escribirme.
      ¡Ánimo!

    3. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Cómo siento tu situación, David. Me alegro que hayas buscado ayuda y estés trabajando en alternativas, bien hecho!
      Ya me contarás cómo avanzas. Te mando mucho ánimo y un fuerte abrazo!

  9. Buenísimo artículo como siempre! 🙂

    Ayer precisamente hablaba con mi compañera de piso sobre cómo ha cambiado nuestra generación (yo tengo 28) en relación a la de hace 10 años. Cómo los jóvenes de ahora, que nos hemos comido la crisis de lleno y que hemos salido de la carrera con una mano delante y otra detrás, hemos sabido sacar lo máximo de nosotros, movernos, poner al límite nuestra creatividad, pensar fuera de la caja, etc.

    Blogs como el tuyo no hacen otra cosa que añadir valor a este cambio y apertura de mente en nuestra arcaica sociedad. Esperemos que las próximas generaciones aprendan a ser conscientes de que el trabajo para toda la vida YA no existe, y que, aunque estés felizmente establecida en tu puesto (como afortunadamente es mi caso), cada día a día tienes que ir labrando tu PLAN B.

    Muchas gracias por todo lo que nos aportas!!!

    1. María Luisa Moreno Cobián dice:

      Muchas gracias por tu comentario, Erica.
      Este cambio tan dramático de era que hemos hecho en muy poco tiempo la verdad es que nos ha afectado a todos los grupos de edad de una manera o de otra, porque ha estrechado el mercado globalmente. Pero a la vez, mi opinión personal es que estamos viviendo en el momento más emocionante de la historia gracias a la existencia de internet, que por otra parte nos abre posibilidades de trabajo que jamás imaginábamos posibles.
      Y me emociona que me digas que mi trabajo está aportando valor al cambio, aquí seguiré dando toda la caña que pueda!!!
      Un abrazo

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